Estaban llegando al lugar donde la
habían encontrado. Tom llevaba a Laureen en su coche mientras que
los dos agentes de policía los seguían de cerca. Tom le había
estado contando a Laureen las extrañas circunstancias en las que
habían encontrado a Karen.
—Estaba irreconocible —había
dicho Tom—. Apareció completamente desnuda, en medio de un campo
de heno de algún granjero de las afueras. Llevaba no sé qué
escrito en la espalda. Parecía confusa y desorientada. Ni siquiera
me reconocía.
Tom también le había dicho que
intentó meterla en el coche y llevársela a casa, pero justo en ese
momento aparecieron varios agentes de policía y se lo impidieron por
todos los medios. Al parecer, según le habían dicho, Karen no se
iría a ningún lugar, eran órdenes de arriba.
Avanzaban por un camino sin
asfaltar, lleno de baches, que conducía hacia las montañas. Por
allí solo había campos de diferentes cultivos y de vez en cuando
alguna vieja casa o granero. Tras un largo trecho por aquel tortuoso
terreno, giraron hacia la derecha y divisaron a la muchedumbre unos
metros más adelante.
—Es aquí —dijo Tom, reduciendo
la marcha del vehículo—. La tienen resguardada en uno de los co...
¡¿Qué demonios...?!