Empezaré
por lo más sencillo y sincero: no he leído los libros, ni una sola palabra. Me han
contado un poco de qué van, he leído que sus orígenes nacen de Crepúsculo y a parte de
haberlo leído, es algo que fácilmente he podido más o menos intuir tras conocer
las sinopsis iniciales de ambas historias. Sin embargo, me resulta muy curioso el alboroto que está generando esta
saga literaria en las redes sociales, acrecentada exponencialmente a causa del estreno inminente de
la primera película basada en el primer libro de la misma. En este artículo
intentaré dar una explicación lo más comprensible y elocuente posible acerca de
este acontecimiento histórico.
Hay, por encima de todo este revuelo, dos
aspectos importantes que hacen que sea algo muy destacable. El primero de ellos
es que la autora, E. L. James (¿a que te podría decir que la autora es una tal “R.
A. Howard” y ni te hubieras enterado del engaño?) ha conseguido, ojo, en su
primera publicación [1], un best seller mundial de más de 100 millones de copias
vendidas, pero también, y este es el segundo aspecto, lo ha logrado adentrándose,
con mayor o menor acierto, en la práctica del BDSM, un tema totalmente “nuevo” y tabú para el 95% del público literario… Hasta ahora.
Esta autora ha desenterrado además, sin intención
alguna, el viejo debate sobre qué es o no es bueno dentro de las artes, ya sean
literarias, musicales, o cinematográficas. Somos humanos, todos sin excepción
sentimos una tremenda rabia cuando alguien alcanza el estrellato de forma
inmerecida (a nuestro parecer). Por cierto, ¿qué tal te cae Justin Bieber?
Es algo normal, natural en unos seres tan
emocionales y sociales como nosotros. Pero hay que recordar una cosa, una
palabra, o más bien un concepto. Respeto. Eso ante todo. Quizá pienses que mi
opinión es una opinión de mierda, pero al menos dime que respetas mi opinión de
mierda. Estamos hablando sobre ocio, que no cunda el pánico. A quien no hay que
respetar es al violador, al terrorista, al dictador, al asesino. Ellos no se lo
merecen. Quien no muestra respeto no merece ser respetado. Pero estamos
hablando de un libro y de la persona que ha escrito dicho libro, la cuál
seguramente fue la primera sorprendida al ver tal inconmensurable éxito de
ventas.
A nuestro alrededor, en nuestro círculo de
amigos o en nuestra familia, seguro que podemos identificar en cada miembro un
distinto nivel cultural dentro de cada tipo de arte. Me explico. A uno puede
apasionarle la música por encima de todo, por lo tanto si rebuscas en su
reproductor de música, encontrarás composiciones mucho más técnicas y complejas
que a alguien que no le apasione de la misma manera. ¿A quién no le gusta la música?
Creo que no me equivocaría si digo que es el arte más extendido del mundo,
nunca he oído a nadie decir que no le guste ningún tipo de música. Entonces,
¿por qué cada uno escucha un “nivel” dentro del mismo arte, y no escuchamos
todos lo mejor, lo más hermoso? La respuesta es que no todos buscamos lo mismo,
no todos perseguimos la misma sensación cuando escuchamos música, ni mucho
menos todos tenemos el mismo nivel musical (ni falta que hace). Hay a quien le
apasionan las guitarras y su sueño es ser como Slash o Eddie Van Halen, y
cualquier canción que no tenga una guitarra eléctrica rugiendo para él será
pura basura (independientemente de que el cantante cante como los ángeles).
Otras personas, sin embargo (la mayoría), lo que buscan es una voz bonita, que
transmita, que sea alegre y que levante el ánimo mientras se la escucha de
fondo, sin necesidad de prestarle mucha atención.
En literatura ocurre exactamente lo mismo.
Hay una parte más objetiva, que serían por ejemplo la capacidad narrativa, el
uso de figuras literarias adecuadamente, el simbolismo, los diálogos, el ritmo,
la profundidad de los personajes, etc. Y después está la parte subjetiva, sin
duda la más importante, y es que todo libro tiene que llegar a crear una
sensación en el lector, en el caso que nos ocupa, esa sensación es ni más ni
menos que la excitación sexual. ¿Ha conseguido su objetivo? De eso no hay duda, ¿quiénes
somos nosotros para decirle a una persona que no puede sentir excitación por
leer ese libro de mierda? Absolutamente nadie. Probablemente E. L. James no se
convierta en un icono maestro de la narración. A nadie le importa, ni siquiera
a sus fans. Lo único que importa es que ha sabido mejor que nadie tocar los
corazones de millones de personas (y hacer que esas personas se toquen otras
cosas), con la simple y desgastada historia de romance entre el chico malo y
perfecto y la niña buena e insegura, pero llevándola un paso más lejos, renovándola
(aunque no haya inventado nada nuevo), y marcando a toda una generación, o más
bien, a varias generaciones al mismo tiempo.
Pocas personas comprenden y reconocen este
hecho, incluso los críticos y escritores de gran prestigio han cargado contra
50 Sombras de Grey, no pudiendo explicarse cómo un estilo narrativo tan pobre
ha conseguido llegar a donde está. Y es que no nos damos cuenta plenamente de hasta
qué punto la cultura puede influir en la sociedad. Se ha roto la presa de lo
políticamente correcto y la corriente repleta de nuevas prácticas sexuales hasta
ahora con un trasfondo negativo fluye a toda velocidad hacia el populacho (que es el que importa, y no el inculto Centro Nacional contra la Explotación Sexual [2] estadounidense). Esto
es algo positivo y esperanzador. En un futuro, quizá los practicantes del BDSM
tengan que agradecer a esta saga el hecho de haber sido la primera en mostrar
al mundo real que la sumisión femenina consensuada puede ser una bomba erótica (para
ambos), y que una mujer sumisa sexualmente no tiene nada que ver con ser un
bicho raro que le gusta que le peguen porque no se respeta a sí misma.
En otro orden de cosas... ¿Cómo es posible encajar una trama con tintes claramente pornográficos en una película no pornográfica? ¿Qué harán tanto con el vocabulario como con las escenas más explícitas? En cierto modo admiro a los responsables por los malabares que han tenido que hacer para poder construir un filme más comercial. Es como censurar la sangre en una película de terror, o colocar el típico "piiii" justo sobre las palabras malsonantes en una película de Tarantino... En fin, por ahora ya me he cansado de hablar de esto. El asunto de la película lo dejaré para otro día.
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[1] Entendiéndose como "primera publicación" el conjunto de los tres libros de la saga, es decir, la historia completa.
[2] «En Estados Unidos, el Centro Nacional contra la Explotación Sexual instó al público a boicotear la película por legitimar la violencia contra las mujeres a través de la violencia sexual, el abuso de poder, la desigualdad de género y la coerción.» Wikipedia.
Perdón, estoy en el móvil y lo he dejado a la mitad sin querer.
ResponderEliminarLo que quería decir es que me ha parecido una gran opinión, nunca me había parado a mirar el asunto como lo haces tú ni había leído o escuchado ninguna opinión que lo hiciera. Y lo cierto es que llevas mucha razón.
Aunque en el fondo de mi corazón sigo guardando rencor a el personaje de Anastasia (me cayó mal en la primera mitad del primer libro, todo lo que pude leer de la saga), a 50S en general y a su autora, entiendo perfectamente y encuentro muy acertada tu opinión.
Gracias.
Gracias a ti por entender y respetar una opinión a priori diferente a la tuya, esto es un lujo en los tiempos que corren.
EliminarSaludos.
Hola!
ResponderEliminarSomos tus nuevos seguidores!^^
Respecto a tu entrada estoy muy de acuerdo contigo, me alegra no ser el único que pensaba así.
Un abrazo y nos leemos.
¡Gracias por leer!
EliminarUn saludo.