Otra vez te encuentro, Mi Señora. Hoy, como tantas otras veces, entras luchando contra viento y marea en mi interior. No demuestras ninguna virtud, te escondes detrás de los ojos de otra mujer que ignora tu presencia. No tienes, quizá, ese buen criterio que yo busco, para elegir dónde morar. Pero sabes cómo encontrarme. También sabes ver cuándo una batalla no es posible vencer. Es en esos momentos cuando tus frágiles hogares te dejan en evidencia, obligándote a abandonar y a buscarte otro objetivo. Tienes poderosas armas y múltiples formas de atraparme por un tiempo hasta clavarme las uñas. Unas veces viajas en una mirada, otras navegas entre las palabras y las sonrisas de las que te haces dueña, y cuando esa ilusión infinita que me has hecho sentir llega a su punto más álgido, es, irónicamente, cuando lo tienes todo por perder. Y cuando eso ocurre, es cuando aprietas tus garras, cabreada, hasta atravesarme la piel, y no te marchas sin antes dejarme tu famosa marca de insatisfacción y desesperanza; y una gota de sangre que huye de la herida que dibuja el perfil de tu próxima víctima.
«La única forma de librarte de una tentación es entregarte a ella.»
Oscar Wilde.
¿El retrato de Dorian Grey? Yo me quedé con "El placer es la única cosa digna de tener una teoría"
ResponderEliminarBueno, entre otras, hay tantas... Es brutal.
te he encontrado navegando por ahí, me gusta tu blog! te dejo el mío por si quieres (hay relatos, reflexiones... un poco de todo).
www.labiancablanche.blogspot.com
Perdón, Dorian GRAY
Eliminar¡Gracias por tus palabras! Tu blog no está nada mal tampoco, me pasaré por allí siempre que disponga de tiempo para ello. Saludos :)
Eliminar